sábado, 8 de mayo de 2010

BBVA cambia la deuda de Colonial por dos suelos en Barcelona y un local en Madrid

El banco ha roto definitivamente con la inmobiliaria y, en vez de canjear sus créditos por acciones de la empresa, como han hecho el resto de entidades, ha ejercido un contrato de concesión de derechos de opción y ha cambiado los 38 millones que le debía Colonial por varios activos.

Más vale pájaro en mano que ciento volando. Y con esta filosofía, BBVA ha optado por canjear los 37,5 millones de euros que le debía Colonial por tres activos de la inmobiliaria. Con esta decisión, la entidad presidida por Francisco González rompe definitivamente y se hace dos suelos y un local comercial.

En concreto, BBVA se ha quedado con dos terrenos en la provincia de Barcelona, calificados de primera, y un inmueble en plena milla de oro madrileña, según ha podido confirmar lainformacion.com con fuentes inmobiliarias. Además, la valoración de estos tres activos ronda los 38 millones de euros y, por tanto, está en línea con el dinero que adeudaba Colonial al banco.

Para poder canjear su deuda por estos activos, la entidad ha ejercido un contrato de concesión de derechos de opción, que le permitía optar por esta vía, en vez de acudir, junto al resto de entidades acreedoras, a la anunciada ampliación de capital de la inmobiliaria.

El resto de acreedores de Colonial han optado por canjear sus deudas por acciones de la empresa, a través de la ampliación de 1.950 millones, una operación cuyo resultado final será que más del 90% de los títulos de la inmobiliaria estarán en manos de la banca.

No obstante, fuentes del mercado explican que algunas entidades no han podido seguir los pasos de BBVA al carecer de las garantías hipotecarias necesarias para poder cambiar sus deudas por activos de la inmobiliaria.

Colonial ha sido la primera gran inmobiliaria cotizada en conseguir sellar una refinanciación con sus bancos acreedores. No obstante, ésta se dilató más tiempo del esperado -desde noviembre de 2009 hasta febrero de 2010- debido a las exigencias de algunas entidades.

Entre los acreedores que más tiempo tardarón en estampar su firma destaca BBVA. De hecho, apenas una semana después de conseguir la luz verde del banco al preacuerdo de refinanciación, ésta salió adelante.

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