jueves, 29 de abril de 2010

Plan de inversión de Colonial a largo plazo

A muy largo plazo. Así resulta ser el plan estratégico que los primeros ejecutivos de Inmobiliaria Colonial han diseñado para asegurar la viabilidad de la empresa, que se extiende hasta el año 2024. En este periodo, Colonial prevé una inversión de 1.650 millones de euros y una rotación de cartera del 125%.

De esta forma, la compañía que preside Juan José Bruguera prevé un promedio de inversión de 110 millones de euros por año, la mayoría de los cuales se corresponderán con la política de rotación de activos. “Colonial no sólo desinvierte, también invierte”, recordó su consejero delegado, Pere Viñolas, durante la junta de accionistas que la empresa celebró el pasado 20 de abril. El mensaje describía a la perfección lo que será el futuro de la compañía para los próximos años dado que, al llegar a 2024, la cartera de Colonial se habrá rotado por completo.

El plan de Colonial supone una novedad especialmente por su extensión. En los últimos años, ninguna empresa cotizada en España ha elaborado un plan de negocio a tan largo plazo.

Los detalles de este novedoso plan se encuentran en un documento remitido por la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) con el que responde a determinadas aclaraciones que, a finales del pasado mes de marzo, le solicitó el organismo supervisor.

El plan de negocio a 15 años acompaña al acuerdo de restructuración de la deuda que la compañía logró alcanzar en febrero con sus principales acreedores. En este sentido, Bruguera se había referido en algunas ocasiones (la última, en una conferencia pronunciada en la sede de la escuela de negocios Esade en Madrid) a un plan estratégico pero sin dar detalles sobre su contenido.

Además, Colonial acaba de cerrar la refinanciación de la deuda bilateral que mantenía suscrita con BBVA y Bancaja, dentro de las obligaciones que están ligadas al acuerdo de refinanciación. La inmobiliaria aún tiene que cerrar las negociaciones con otras entidades financieras (especialmente con Caja Madrid e ING, que figuraban entre los principales acreedores de segundo orden de la empresa cotizada).

También en relación con el acuerdo de separación, la compañía deberá hipotecar activos, entre los que se encuentran algunos que están cerca de entrar en explotación, como es el edificio de la calle Martínez Villergas de Madrid (conocido como edificio Philips).

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